Addenda (y relatos de otros...)
Avisos fúnebres en los diarios por la muerte de Don Santiago Rocca (1906).
MIGUITO AGREGA RECUERDOS:
"Fue muy motivante leer el exelente trabajo hecho por Hebe Ines ya que la mayoría de lo que cuenta lo conocia por oídas y, otras, como testigo por haberlas vivido.
Al leer sus paginas me inundaron los recuerdos, por ejemplo,
1-cuando se menciona que el trabajo en el saladero empezaba muy temprano me parecio escuchar, a Mamma, una vez mas contarnos que, al alba, cuando escuchaba Mamma Grande el baston de su padre en el corredor le decía a Papa Grande, Juan levántate que ya es hora papa ya esta en pie
2- Los viajes a Bavio en el Brec, cuando había llovido y no pasaban los autos por el camino de tierra al pueblo, tirado por la Bocha y la Lunares yunta de yeguas historica, conducido por Mario Calzamata acompañado en el pescante por mi y como pasajeros por Hebe Ines, Patricio, Mausie y Juan . A veces también era de la partida alguien del personal femenino del servicio. Estas excursiones eran alentadas por Mamma que además las financiaba. Todos los gastos se anotaban en la cuenta de LaCatalina .Durante el viaje jugábamos a las cartas, fumábamos, hacíamos chistes etc. Al llegar hacíamos las compras íbamos al Correo y cumplíamos con los demás encargos. Antes de emprender el regreso cumpliamos un ritual infaltable comprar los sándwiches hechos en pan francés de jamon crudo y queso en el bar enfrente de la estación donde, los parroquianos, jugaban al Tute y al Chin Chon. A la vuelta comiamos salamin y galletitas Criollitas que comprabamos en Bavio y de nuevo a divertirnos, reir mucho y, de paso, discutir un .rato
3-Mamma amaba la actuación. Valenguito decía que seleccionaba el Personal de servicio, ,mas por lo que la entretenían que por su eficiencia. Teníamos Temporada de teatro veraniego y Shows. El presentador oficial y principal organizados era Mario Calzamata y el invitado especial era, Saul Dardos Menendez, mas conocido por su nombre artistico el Sr Ruiz de la Calle Corrientes apelativo que se gano una noche de actuación cuando al pedirle Mario que lo presentara como el Ruisenor de la Calle Corrientes invirtió los nombres. Uno de sus dichos preferidos era Meto la mano al bolsillo saco un billete de 500, señorita, las palabras que le digo son todas de casamiento
Por supuesto la espectadora privilegiada era Mamma a quien le preparabamos un sillon especial con flores que lo adornaban frente al escenario, por la que pagaba $ 10
Una noche todo el publico presente se comploto y en medio de la función nos arrojo a los artistas los almohadones que tenían en sus asientos. Tuvimos que escapar por las ventanas de la sala en resguardo de nuestra integridad fisica. Por suerte no tuvimos que devolver el valor de las entradas. Demas esta decir que, en lo sucesivo, eliminamos los almohadones de la decoracion"
JUAN FOX AGREGA "NO ERAN DE LA FAMILIA PERO..."
"La lectura del trabajo de Hebe Inés nos a resultado emotiva y motivante. No he podido evitar pensar en aquellos que nos acompañaron sin ser parte de la familia. Y no me refiero a parientes y amigos invitados, sino a aquellos que formaron parte de esta historia, como empleados, visitantes ocasionales y personajes de la zona. Empezando por aquellos que conocimos únicamente por boca de Mamma. Recuerdo que contaba sobre un italiano, que sería parte de los parqueros, que tenía una fuerza descomunal. Al punto que, teniendo que sacar unos postes de un alambrado viejo, mientras los otros recurrían a palas y picos, éste se abrazaba al poste y empezaba a balancearse hasta aflojarlo lo suficiente como para retirarlo. También recuerdo que mencionaba a un tal Ventura. Es posible que mi memoria sintetice en este nombre hechos que pertenecieron a él y a otros. Mamma decía que era el único criollo que ella vió usar chiripá, prenda que hacia fines del siglo XIX había entrado en desuso. Para mi era como si me dijera que conoció a San Martin. También decía Mamma que habiendo estado al servicio de Felicitas Guerrero era parte del grupo que la acompañaba en la famosa noche en que Saenz Valiente la rescató de la tormenta. Era por lo tanto en aquel entonces un hombre mayor. Aún asi tenía una abundante cabellera negra. Los hermanos de Mamma que siendo más jóvenes que él estaban perdiendo el pelo le preguntaron como lograba mantener el suyo. “ Ahh… a mi nunca me falta la grasa de caracú” Por lo que sé, no siguieron su receta. Era resero, de los que traían las tropas de la zona de Madariaga para llevarlas al saladero. Esas excursiones duraban varias semanas. Teniendo mujer en el pago, Ventura la abandonaba por largos períodos. Algún comedido le notificó que durante su ausencia varios la visitaban. Sin alterarse respondió “ y de ahí? Si a mi me alcanza y me suebra, lo que suebra que lo aprovechen los demás”
No de boca de Mamma, sino de don Nicolín, padre de Chelin, recuerdo algunas historias. Don Nicolin habia trabajado de joven en La Catalina, aunque es probable que estos cuentos los haya escuchado de otros. . Contaba que en ese entonces había 10 jardineros, en su mayoría italianos. Todos dormian en el galpón grande, pero sólo en la pieza que fue monturero, delante de la de Omar. Y había unas plantas de tabaco, atrás del monturero actual. Ellos secaban sus hojas y se hacían los cigarros que fumaban en su dormitorio. Cuando por el traslado de alguna tropa pasaba algún grupo de reseros, dormían algunos en la parte grande, aunque si no llovía, la mayoría dormía sobre el recado a la intemperie. También hablaba de un incidente, una pelea a cuchillo, donde el que se llevó la mejor parte fue un paisano conocido por usar una boina con borlas.
Cada vez que don Nicolin venía a La Catalina para visitar a los Gotelli, pasaba a saludarla a Mamma. Don Nicolin era flaquito, muy alegre y afectuoso. Mamma, que era a penas 4 años mayor que él, lo recibía con mucho cariño.
Hay otros personajes que no conocí como Cora, de la que me llegaron sus dichos como “ no le busque cinco pata al gato que no tiene que cuatro”, dijo Cora.
Entre los que sí conocí, la primera que recuerdo es Clotilde, la cocinera. Ya entonces era una mujer mayor, de muy pocas pulgas. A tal punto que tuvo un enfrentamiento cuchillos en manos con Menendez, peón por aquel entonces. También me contaban que una vez fue a buscar flores al fondo del monte cuando se presentó un fulano que aparentemente se había fugado del “loquero” de Romero. Ella simplemente blandió el cuchillo y retirandose el hombre siguió cortando flores.
Su repertorio culinario no era muy amplio, pero la comida era excelente. Se destacaba una tortilla de papas, que más bien era un omelette, dado que cocinaba separados las papas de los huevos y luego los unía. Todos los veranos para el cumpleaños de Valenguito hacía algo con pollos que ibamos a buscar a lo de Melli, que eran parientes o amigos suyos. Habitualmente hacía una empanada gallega con ellos. No toleraba que entrara en la cocina quien no tuviera un motivo para estar allí. En aquel entonces nos gustaba andar por los corredores en nuestros triciclos (velocípedos los llamaba Mama) Muchas veces a la hora de la siesta el portillo de los Gotelli estaba cerrado, entonces cruzábamos por la cocina, suponiendo que Clotilde no estaría. Si nos equivocábamos nos ligabamos un repasadorazo. También la veo buscando harina o azucar en bolsas de 50kg que se guardaban en el aparador de la despensa. La recuerdo severa y mal humorada, pero con espaciados gestos de ternura. También se sentaba a charlar con Mama en el banco blanco frente a la glorieta. De su contemporaneo Menendez seguramente Migo puede contar mucho más, lo mismo que de Mario Calzamata. También sobre Eriberto, hermano de Chelin quien lo precedió como encargado, y Zulema su mujer. Yo los recuerdo ya en Bavio atrás del mostrador del bar, frente a la estación de tren, preparandonos esos sandwiches de crudo y queso supercargados. Insuperables.
En mi caso fue Chelin el más influyente de todos. Pasé mucho tiempo al lado de él. Lo mismo había hecho Patricio. Saliamos al campo para recorrer, arreglar alambrados, mover hacienda, vacunar…. Siempre me asombraba su habilidad para todas estas tareas y su inventiva ante cualquier problema que se presentara. La fuerza de sus manos era increible. Forjadas en el tambo y las tareas rurales. Con una ética del trabajo que ya no existe. Una vez estabamos arreglando un alambrado y se nos vino la noche. Ya quedaba poco luz. Entonces me dice, “bueno, dejemos acá, porque trabajo de noche, vergüenza de día”. Por supuesto lo completamos a la mañana siguiente. No se me ocurre hoy en día alguien que pueda tener vergüenza por un trabajo mal hecho. Era muy respetado, más bien gruñon. Sin embargo tenía un fantástico sentido del humor. Cuando había yerra buscabamos gente de la zona para venir a ayudar. Generalmente se hacía los fines de semana y si bien se les pagaba, la gente venía como a una fiesta. Terminaba con un asado al lado del galpón de la leña. Fuimos entonces a conversarlo a Barragán, un puestero de la zona a quien Chelin apreciaba por ser muy bueno con el lazo. Si bien era primavera, todavía hacía frio. Vivía en u n típico rancho de chorizo que olia a humo. Estaba Barragán con ropa de entrecasa. Vestía un pullover de lana que había sido alimento de las polillas. Faltaban pedazos enteros. “Bueno, Barragán, lo esperamos entonces el sábado. Vaya derecho a la manga que vamos a tener la hacienda encerrada”. Y nos fuimos en silencio. A los pocos minutos Chelin me dice “lindo el pullover. Tejido al crochet”.
Una vez llegué con algunas ideas sobre el manejo de hacienda. Se las comenté con mucho entusiasmo. Terminé mi explicación y por toda respuesta obtuve “ y… pero eso es más difícil que enlazar un sapo”
A principios de los 80 volví de un viaje a Brasil. Sería fines de enero o principios de febrero. Había aumentado varios kilos y estaba bastante quemado por el sol. Hacía mucho calor así que sudaba copiosamente. Cuando me vio, me djo “ estás gordo y brilloso como huevo e perro”
Se había quebrado el poste de una tranquera de la manga vieja. Había que reemplazarlo y no podía ser cualquier poste. Sacamos uno que estaba en medio del potrero llamado justamente “El Palo”. Supongo que habrá pertenecido a una tranquera del sendero que iba del casco a Bavio. Un dia para sacarlo, cargarlo en el carrito y llevarlo hasta la manga. Otro día para colocarlo en su nueva función. Cavamos un pozo con una pala que había mandado a hacer a Coppi, el herrero. Toda de hierro. El mango era bastante más largo de lo común y pesado, lo que nos permitió cavar, echados boca abajo sobre el pozo, hasta cerca de 2 metros. Colocamos el palo, atamos los travesaños, llenamos y apisonamos. Me sentí partícipe de una tarea titánica. Hombre.
Ya retirado, en su casa de Bavio lo visitaba con frecuencia. Rico Aguilera había pasado algunas temporadas en La Catalina fungiendo de asistente. Buena persona pero alcoholico, se presentó en una ocasión para pedirle plata para comprar vino. “ Mirá Rico. Acá nunca te va a faltar un plato de sopa, pero plata para vino no te voy a dar”. Por lo que sé, Rico nunca mostró interés por la sopa.
Yola, su mujer, (Yolanda Grecco) era alegre y comedida, aunque de carácter fuerte. Educaron muy bien a Lily, Nela y Kuki. También de carácter las 3. La equivalencia de edades hizo que hiciéramos muchas cosas juntos con Mousie, Cynthia y Florencia. Pero también hacían el tambo y salían al campo cuando había trabajo que lo requería, sobre todo Lily y Kuki. Nela era más de quedarse ayudando a Yola en las casas.
Estando una mañana en la manga trabajando, algo llamó la atención de Kuki en el monte que la envuelve. Era un gato montés o un yaguareté, no sabría hoy decirlo. Kuki lo siguió con un varillón en la mano, el gato la enfrentó parándose sobre sus patas traseras. Un solo golpe preciso hizo que el cuero del mismo estuviera varios años colgado en la pared exterior de la cocina de Yola.
Como vecinos más cercanos teníamos a los Loizu. Parte del campo, lo que va desde el palomar hacia el lado de Payró, estaba alquilado y ellos eran los puesteros. Luego se recuperaron esos potreros y ellos se mudaron a lo que hoy es la tapera detrás del monte, terrenos que eran propiedad de Scally quien tiempo después lo vendió a Mama. Estas 120 hectareas, a su vez, Scally se las había comprado a tia Ida, hermana de Mama. Así que se recuperaron para la familia. Los Loizú tenían varios hijos, 3 o 4 varones y una mujer, además de un muchacho con notorio retraso que creo era un entenado. Venían de visita y recuerdo al que le decían Nene contar un incidente de días anteriores. Aparentemente la madre se descompuso y decidieron llevarla al médico en medio de la noche. Tenían lo que sería un Ford o Chevrolet de la década del 30. “ … y salimos con la vieja, ¡fierro a fondo! .. 40, 45 y zas! … la cruceta”
También el Nene venía por las noches a jugar a las cartas con el personal de servicio, en la cocina grande. Hacia el recorrido a través del monte. Willy yo jugábamos con ellos también. Pero muchas noches derivaban en cuentos que hacía él sobre almas en pena que había en el monte, llamados misteriosos y luces malas. Cuando llegaba el momento de irse a dormir éramos los últimos , a Willy y a mi se nos hacía eterno el trecho entre la cocina y el cuarto azul donde dormíamos.
Hubo otros peones , como Francisco que creo era ruso o polaco y pasaba temporadas de 6 meses, dado que la otra mitad del año trabajaba en pesqueros en altamar. También uno de apellido Morales, joven y muy criollo a quien no hace mucho lo vi por Bavio donde vive. Los mencionado Menendez y Rico Aguilera, Miguel Martinez, español que me llamaba señorito Juan y a quien le hacíamos bromas pesadas muy seguido. Pero sin duda el que más se destacó fue Marcos Marcial García. Criollo, que decía haber sido domador, analfabeto y buenísima persona, lleno de anécdotas donde lo divertido no era tanto la historia en sí, sino las expresiones que usaba como “solambo” por sonámbulo, merenjena, culista por oculista. Willy suele contarlas muy frecuentemente.
Además de Clotilde pasaron Elvira y sus hijas Nilda y Anita; otra cuyo nombre no recuerdo que vino con su hijo Carlitos; otra con su hija Emma; Gladys que era peruana pero fanática de las canciones mexicanas; Delia con su hija Carmen; otra cocinera a la que Marcos llamaba “La catalana”, una española antifranquista que fregaba con más ímpetu cuando hablaba, mal, del generalísimo.
Entre los visitantes frecuentes, el turco Jorge, llegaba en carro y después en un Citroen 2cv a comerciar ropa, un tal Huasco o Wasco que venía a comprar los cueros de los animales que morían y Chelin siempre cuereaba, los Rolleri chacareros, uno de ellos cuñado de Chelin, buenísimas personas que nos dejaban subir a las cosechadoras en plena trilla.
Y por último en Bavio, el mencionado Coppi el herrero, los Salgado, Cabezas, Pepé Blanco. Wynn era el farmacéutico; Barbouille, médico que me coció 14 puntos en la frente, abuelo del marido de Verónica Remorini, hija de Nela, el camionero Campanaro; Arcondo, el veterinario. Por supuesto Miguel Sainz y seguramente me olvido de muchos.
Y los caballos, Cachito, la rosilla que se empacaba, el Ciervo, el Porteño de Patricio, La Flecha de Migo, mi alazán al que llamaron Odolito, una yegua renegrida que no galopaba, La Bruja que creo fue parte de un lote que papá le compró al ejercito"
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FAMILIA GOTELLI
Gracias Hebe Ines, por haber plasmado los cuentos e historias familiares de largas tertulias. ( Costumbre que no se ha perdido en La Catalina.) . Por el trabajo, de haber investigado los orígenes de la familia, un legado muy importante, para las generaciones jóvenes. Conocer sus antepasados, que con mucho esfuerzo y trabajo lograron , esta estancia, un lugar increíble, con una magia muy especial. Que vio crecer varias generaciones y todas por igual, adoran de la misma manera este lugar, La Catalina.
ResponderEliminarLa Catalina, es un matriarcado, la precursora Mamma, con su carácter y personalidad ( una lástima no haberla conocido !!),, manejaba todo y a todos. Luego, Deli y Nani, Quedó esa herencia, las mujeres en La Catalina, llevan adelante la batuta . Gracias a esto, tenemos un ejemplo pocas veces visto, que dos familias , Murray / Fox, son cómo hermanos. No es muy común ver esto, la solaridad, comprensión , amor, qué hay entre primos, que se va pasando de generación a generación. Debe ser el agua de La Catalina !!!
Me siento, muy orgulloso de ser parte de esta familia .
Gracias, nuevamente Hebe Ines.
Buongiorno!
ResponderEliminarNoi non ci conosciamo, io sono una guida turistica nata e cresciuta a Lavagna, il paese della Liguria (nel nord Italia) dal quale la bellissima storia della vostra famiglia è cominciata.
Mi scuso perchè non parlo spagnolo, ma ho trovato questo articolo di blog e non ho potuto fare a meno di scrivere. Credo di poter aggiungere una piccolo tassello alla storia della vostra famiglia e spero che vi faccia piacere.
A Lavagna c'è un bellissimo cimitero monumentale che risale all'Ottocento, adagiato su una collina dalla quale si vede il mare. Al suo interno ci sono i monumenti funerari scolpiti nel marmo che raccontano storie di marinai, pescatori, capitani marittimi, commercianti, armatori e ...storie di emigranti.
É un luogo davvero affascinante per chi, come me, vive delle storie che racconta.
Ebbene, una di queste storie lega Lavagna con La Catalina. É quella di Bartolomeo Rocca, la cui tomba è conservata nel cimitero monumentale.
Si tratta di un monumento in marmo bianco di Carrara nella cui epigrafe si legge: "Egli nacque con il secolo, emigrò nel 1837 in America dove chiamò tosto la sua famiglia, esercitò colà parecchie industrie, mostrando intelligenza in tutte, introdusse nei saladeros una macchina la quale fu trovata di tanto vantaggio che anche dopo 50 anni non soffre di modificazioni. Ritornato in patria visse da vero patriarca. Morì all'età di anni 85".
La data della sua morte è il 1885. Facendo qualche ricerca in più, ho trovato che i saladeros nei quali trovò lavoro al suo arrivo in Argentina si trovavano a La Loma ed erano di proprietà di Don Prudencio Rosas, fratello del dittatore, con il quale entrò in relazione.
Bartolomeo osservò attentamente il processo di lavorazione dei saladeristi che salavano la carne e facevano bollire gli scarti e le parti grasse per ricavarne il grasso che veniva esportato in Europa per fabbricare candele e sapone.
Capì che era possibile sfruttare meglio l'ultima fase di lavorazione, facendo seguire alla bollitura delle carni, una pressatura dei rifiuti, evitando così lo spreco che si faceva.
Chiamò dall'Italia i suoi due figli, Gerolamo e Giacomo, che si resero conto della validità dell'idea del padre. Il problema era procurarsi delle presse che in Argentina non esistevano.
Pensarono allora di dare l'incarico al capitano Stefano Chiappara di Cavi di Lavagna (una frazione del paese che esiste ancora) che faceva la spola tra la Liguria e il Plata con la scuna (barca) "I due veri amici", affinchè cercasse dei grandi torchi da vino e li portasse di nascosto a Buenos Ayres. Non fu difficile trovare a Cicagna in Val Fontanabuona (dove c'è una località che si chiama Terrarossa) i torchi che i Rocca cercavano.
Fu così che Bartolomeo e i suoi figli iniziarono di nascosto l'attività, ricavando dai rifiuti della carne che i saladeros gettavano nelle acque del Plata, una quantità di grasso superiore a quella estratta dai saladeros con il sistema tradizionale.
I Rocca diventarono in pochi anni leaders nella produzione dei grassi e, con maggiori possibilità economiche, aprirono diverse attività con successo. Comprarono alcune estancias per l'allevamento del bestiame al fine di assicurare ai loro saladeros e all'indotto che generarono la materia prima.
Fondarono in seguito una azienda di import-export che diventò una delle più importanti di Buenos Ayres.
Soddisfatti dei successi conseguiti, Bartolomeo tornò a Lavagna e visse il resto dei suoi giorni da ricco patriarca.
Il resto della storia l'ho scoperto con emozione nel blog de La Catalina, che è sopravvissuta a tutto il tempo passato per raccontare questa bellissima storia di successo.
Se un giorno vorrete venire a conoscere Lavagna, vi accompagnerò con piacere nel paese del vostro avo. Se volete una foto della tomba di Bartolomeo Rocca posso inviarvela.
Un caro saluto dall'altro capo del mondo.
Antonella Riccardi
E-mail: antonella@cybu.me